Al planear un viaje a Perú, una visita a la antigua ciudad de Arequipa es imprescindible. Esta hermosa ciudad, enclavada a la sombra del majestuoso volcán El Misti, alberga muchos tesoros históricos y culturales. Uno de los más llamativos y singulares es el Monasterio de Santa Catalina.
Construido en el siglo XVI, el Monasterio de Santa Catalina es un impresionante ejemplo de arquitectura colonial. Las paredes del monasterio están construidas con la misma piedra volcánica blanca que le da a Arequipa su apodo de «La Ciudad Blanca». El monasterio es un laberinto de calles estrechas, plazas y edificios de colores brillantes, todo ello rodeado por altos muros.
El Monasterio de Santa Catalina fue fundado en 1579 por una viuda rica llamada María de Guzmán. En ese momento, era un lugar para que las monjas vivieran, trabajaran y rezaran en reclusión. No estuvo abierta al público durante siglos, pero en 1970 finalmente se abrió a los visitantes.
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Una de las características más llamativas del monasterio son sus colores vibrantes. Los edificios están pintados en una variedad de tonos, desde azules y verdes profundos hasta amarillos y naranjas brillantes. Esto contrasta con la arquitectura monástica tradicional, que suele ser bastante sencilla y austera.
El monasterio también alberga una serie de artefactos y obras de arte interesantes, que incluyen esculturas, pinturas y frescos. Muchos de estos datan de los siglos XVI y XVII y ofrecen un vistazo a la vida de las monjas que vivieron y trabajaron allí.
Uno de los aspectos más fascinantes del Monasterio de Santa Catalina es su historia de reclusión. Durante siglos, las monjas vivieron en estricto aislamiento, con poco contacto con el mundo exterior. No se les permitió salir de los terrenos del monasterio y se les prohibió hablar con nadie fuera de la comunidad.
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A pesar de este aislamiento, las monjas pudieron crear una comunidad próspera dentro de los muros del monasterio. Construyeron sus propias casas, calles y plazas e incluso tenían su propio mercado donde podían comprar y vender mercancías.
Hoy en día, el Monasterio de Santa Catalina es un popular destino turístico que atrae a visitantes de todo el mundo que vienen a ver su arquitectura única y aprender sobre su historia. Para aquellos que planean un viaje a Perú, una visita a este fascinante monasterio es imprescindible. Es un complemento perfecto para una visita a Machu Picchu y otros destinos de vacaciones en Perú.
El Monasterio de Santa Catalina es un recordatorio sorprendente de la rica herencia cultural de Arequipa y Perú. Es un testimonio de la fuerza, la resiliencia y la creatividad del espíritu humano y un vistazo fascinante a la vida de las monjas que lo llamaron hogar.
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